11-M
Después del resplandor
se cernieron las sombras…
El horror se hizo amo
y la sangre corrió por los raíles.
Aquel 11 de marzo, era palpable
esa helada presencia de la muerte.
Les robaron su sombra
a aquellos pasajeros
cuyo billete de destino fue la nada.
Los que pudieron salvarse de las sombras…
hoy son tan sólo sombra de ellos mismos:
mutilada la carne, laceradas las almas,
el recuerdo pervive en lo más dentro.
Las heridas, tan hondas, no se cierran
ni el sol vuelve a brillar como antaño lo hiciera.
Han pasado los años…
y taponan la llaga
con un velo de sombras y silencio.
© Carmen Aguirre
Publicado en el nº 9 de Noray "Variaciones"
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