(Soneto)
A su uso no ponemos ni una pega,
que néctar de los dioses es el vino,
y nos deja un sabor más que divino
cuando en buena compaña se trasiega.
Así que voy derecha a la bodega
y vuelvo con un caldo del más fino,
y a todos los amigos les conmino
a brindar por la vida que nos lega.
El vino nos desata la alegría
y canta desde dentro el corazón.
Que no nos falte nunca esta ambrosía,
y que nunca nos falte su canción,
pues suena en su interior la poesía
en una sacrosanta conjunción.
Carmen Aguirre
2/ 9/ 2014
Que viva el vino.Besos
ResponderEliminarEsooooooooooo, José María. ¡¡Viva el vino!! que es una de las mejores cosas de la vida. Doradas lágrimas de la tierra y sangre de Cristo.
EliminarBesos grandes.
Bonito soneto acerca del vino que nos dejas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Rafael. El vino, tomado en su justa medida, alegra los corazones y calienta la amistad.
EliminarUn abrazo