(Sextina provenzal)
Yo quise ser la sombra
de tu sombra,
el agua cristalina de
tu fuente,
el anhelado surco de
tu beso,
el trigo de tu pan,
luz de tu noche…
guarecerme en el fondo
de tu sueño
y cobijar mi mano
entre tus manos.
Pero, hace ya algún
tiempo que mis manos
no encuentran a las
tuyas, ni tu sombra
se tiende a mi
costado. Y en tu sueño
se va embarrando el
agua de la fuente,
y todo es sed de
ausencia, negra noche
que aboca en la
amargura de otro beso.
Has dejado a mis
labios sin tu beso;
desasistido el hueco
de mis manos,
pues las caricias
huyen en la noche
por entre el laberinto
de la sombra,
y mi surco se seca sin
tu fuente
y no germinará nunca
este sueño.
Mas yo en mi corazón
siempre te sueño,
te llevo en mis
adentros y en mi beso.
El latir de mi sangre
es una fuente
que se va derramando
por mis manos,
y lograré apartar la
densa sombra
y surgirán estrellas
en la noche.
Nacerá un alba nueva, de la noche,
abriéndole senderos a
ese sueño;
y ante el brillante
sol, huirá la sombra…
y seré espiga y grano,
tierno beso,
partitura y canción,
fuego en tus manos,
lluvia que se recoge
en clara fuente.
Vendrá desnuda el agua
de mi fuente
a enredarse en los
brazos de tu noche;
beberás en el cuenco
de mis manos
y seré la esperanza de
tu sueño,
el suspiro anhelante
de tu beso
la claridad que emana
de la sombra.
Cauce de luz tu sombra
hacia mi fuente…
La luna se hizo beso
entre la noche
y arropamos el sueño
en nuestras manos.
Carmen Aguirre
2015
Bonito el sueño que desgranas en estos versos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Rafael.
EliminarUn abrazo