(Soneto alejandrino)
.
Después de
la obertura me fui tras de tus huellas,
me embriagué en los adagios, de tu dulce romanza,
y en un vibrante allegro alcancé las estrellas
subiendo por el puente que lleva a la esperanza.
.
Tú que fuiste consuelo de mis horas vacías
y pulsabas la lira de éste mi corazón;
amante compañera , que el alma me encendías,
te me vas apagando igual que mi ilusión.
.
Pero todo principio augura su final,
y nos va conduciendo al reino del olvido…
Igual que marcha el río a fundirse en la mar,
me embriagué en los adagios, de tu dulce romanza,
y en un vibrante allegro alcancé las estrellas
subiendo por el puente que lleva a la esperanza.
.
Tú que fuiste consuelo de mis horas vacías
y pulsabas la lira de éste mi corazón;
amante compañera , que el alma me encendías,
te me vas apagando igual que mi ilusión.
.
Pero todo principio augura su final,
y nos va conduciendo al reino del olvido…
Igual que marcha el río a fundirse en la mar,
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se marchará el silencio en pos de otro sonido,
dejando en el recuerdo la belleza inmortal
del aire de la música en su postrer latido.
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Carmen Aguirre
17/7/2017
se marchará el silencio en pos de otro sonido,
dejando en el recuerdo la belleza inmortal
del aire de la música en su postrer latido.
.
Carmen Aguirre
17/7/2017
Latido con nostalgia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, mi Rafael, por dejar tu huella.
EliminarUn abrazo grande
Precioso Soneto, ha sido un placer poder leerlo ...y me paré, cuando el río se funde en el mar.no igual ,solo parecido lo tengo yo también en unos versos de mi libro Espigas del alma....es que tanto el mar como los ríos dan para muchas letras .
ResponderEliminarme encanta tu blog
besos
Mil gracias, Marina, por tu paso por mi blog
ResponderEliminary por las bellas palabras que me dejas.
Es verdad que la fusión del río y la mar inspira mucho.
Besos y abrazos.
Carmen