El dolor de morir… es el olvido.
dejaré en el camino alguna huella
o seré solamente un espejismo.
Por angostos senderos voy pasando,
parándome en la sed de la nostalgia.
Seré un punto infinito en la distancia,
o un recuerdo perdido en el pasado.
Aguardo tu llegada sin recelo...
Desligada del cuerpo, el alma busca
la impalpable presencia de algo nuevo.
Ven a cubrirme con tu negro velo,
para poder, así, ser una estrella
que vague libremente por el cielo.
© Carmen Aguirre
Publicado en el nº 4 de la Colección "Variaciones"
Marzo 2005
Precioso y profundo soneto. Muy bello. Felicitaciones! Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarMe alegro te haya gustado.
Abrazos