domingo, 28 de diciembre de 2014

EL LABRADOR Y LA GOLONDRINA

(Fábula)





 































Érase un labrador
que estaba ya cansado
de que los pajarillos
picaran sus sembrados.
El pobre no sabía
el cómo remediarlo,
así que fabricó
un gran espantapájaros;
mas ni por un asomo
las aves se asustaron…
es más, se entretenían
posándose en lo alto
del sombrero de paja
para picotearlo.
Desesperado estaba
este pobre hortelano,
y decidió poner
una red en el campo,
y en medio de la red
gran provisión de grano,
para cuando lo viesen
--los condenados pájaros--
se metiesen en ella
y poder apresarlos…
Sucedió que al cerrar
la trampa con sus lazos,
junto a los gorriones,
los mirlos y los gansos,
cayó una golondrina
que volaba rasando.
Al quedar atrapada,
--sus alas agitando--
le dijo al sembrador
entre ayes desgarrados:
--¡Deme la libertad
que yo no como grano!;
tan solo me alimento
de insectos que, volando,
atrapo por los aires,
pues yo nunca me paro…
y antes de que pulgones
grillos y escarabajos
arruinen su cosecha,
yo cojo y me los trago.
--A lo que contestó
el hombre, ya amoscado:
Tal vez sea verdad
lo que me estás contando,
pero te hallé con ellos
volando por mis campos.
Si has estado quizás
en sitio equivocado,
y por tu mala suerte
en mi red te he cazado,
el castigo mereces
y de ti no me apiado.
¡Quien anda con ladrones
mala fama ha ganado!
.
Carmen Aguirre
23/ 12/ 2014

sábado, 27 de diciembre de 2014

HABLO DE LA MUJER

(Silva arromanzada)


































Hablo de la mujer…
de sus dormidos pasos,
subiendo la escalera de la vida
con sus altos y bajos.
Y puedo hablarle a ellas
desde su mismo plano…
pues todas somos agua de un espejo
en el cual nos miramos.
Hurgando en la memoria de los tiempos,
a través de los años,
parece que ha cambiado nuestro mundo
y al fin nuestro lugar vamos hallando.


Carmen Aguirre
26/ 12/ 2014

sábado, 13 de diciembre de 2014

LÁGRIMAS CANSADAS

( Silva barroca (Gongorina)



















"Suspiros tristes, lágrimas cansadas"
que habitan en mi pecho dolorido,
y yacen sepultadas
por no llorar el llanto del olvido.
¡Oh  lágrimas calladas,
encarcelado grito del gemido!  
Oscuro contraluz cuajado en hielo
donde oculto las lágrimas con celo.
Sollozo que atenaza mi garganta,
agua no desaguada en ningún río,
que crece y agiganta
las penas con su brío.
Secos están mis ojos,
sumidos en la sed de la tristeza…
Mas hallaré entereza
para abrir los cerrojos
y dejar el camino abierto al llanto
que me libere, al fin, de este quebranto.


Carmen Aguirre
13/12/2014