(Soneto)
Llena de juventud y poderío,
con oscuro deseo en tu mirada,
llegaste como yegua desbocada
que toma lo que quiere a su albedrío.
No intentes tú llevarme al desvarío
porque puedes salir muy mal parada.
Ya no tengo la voz amordazada
y defiendo con uñas lo que es mío.
Que no nació mujer que a mí me quite
lo que me pertenece por derecho;
así que deja, niña, que te invite
a coger el camino de otro pecho…,
o tomará mi furia tal desquite
que te helará la sangre a tajo hecho.
Carmen Aguirre
21/ 10/ 2015
21/ 10/ 2015
Mucha facilidad para dejar reflejado en este soneto el sentimiento oculto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay que sacar lo oculto, de vez en cuando, mi Rafael.
EliminarUn abrazo grande
Cuanta garra y sentimiento. Carmen me encanto. (Y)
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